Filosofía para niños

Matthew Lipman propone una filosofía educativa que no está limitada a ciertos niveles escolares, sino que puede ser aplicada desde la infancia. Su enfoque busca que los niños aprendan a pensar por sí mismos de manera crítica, creativa e incluso cuidadosa, a través del uso de diálogos filosóficos en comunidad.

Permitir que los estudiantes piensen por sí solos significa enseñarles a razonar, reflexionar y desarrollar la capacidad de distinguir lo auténtico de lo superficial. Este proceso va más allá del simple pensamiento: implica promover habilidades que fomentan un aprendizaje activo y significativo.

Así, Lipman rompe con la enseñanza tradicional que limita a los alumnos a memorizar o repetir, y en cambio los impulsa a buscar soluciones a sus propios problemas, a ser creativos ante un mundo en constante cambio y a actuar con respeto y cuidado hacia los demás.

Preparar a los estudiantes para la autonomía es clave en la construcción de una sociedad democrática. El desarrollo de la observación, el juicio y el discernimiento forman las bases para ciudadanos conscientes y capaces de participar activamente en su entorno.


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