El ser docente entre el saber, el poder y la experiencia
El docente no solo transmite conocimientos, sino que también se forma a sí mismo como sujeto político, ético y crítico. Según Perea (2018), la práctica docente se define por cuatro verbos: ser, saber, poder y experimentar. Estos conceptos muestran que la escuela no es únicamente un lugar de enseñanza, sino un espacio donde se produce y reproduce la identidad, el conocimiento y las relaciones de poder.
La filosofía ayuda a entender esta labor desde sus ramas: la ontología cuestiona quién es realmente docente; la epistemología reflexiona sobre qué sabe el maestro; la ética guía cómo debe actuar; y la política revela a qué estructuras está sujeto.
Perea propone tres principios: formarse para formar, criticar para crear e investigar para educar. Estas ideas invitan a que el maestro no sea solo un reproductor del saber, sino un creador de nuevas formas de enseñar, pensar y transformar su entorno. El conocimiento no nace solo del estudio, sino también de vivir, sentir y contrastar experiencias, pues como dice el autor, "la vida es un medio del conocimiento".
Así, el maestro actúa dentro de límites pedagógicos y políticos, pero también puede cuestionarlos y superarlos. Ser docente implica pensar y actuar desde la conciencia crítica, con compromiso y apertura al cambio.
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