El currículum en la educación
El currículum educativo, en muchas ocasiones, es creado sin cuestionamientos profundos, limitado a lo que definen personas externas a las vivencias reales del aula. Estas decisiones suelen responder a una lógica técnica o administrativa que, aunque pretende estandarizar, ignora el contexto y las particularidades de los estudiantes y docentes. Al estar alejado de la práctica educativa cotidiana, se vuelve un instrumento que restringe el aprendizaje significativo.
Muchas de las personas que lo elaboran no han estado frente a grupo, lo que genera una desconexión entre lo que se planea y lo que realmente ocurre en el aula. Además, el lenguaje utilizado en estos documentos no es neutral, ya que está impregnado de significados sociales, históricos, políticos y culturales que reflejan relaciones de poder. Así, el currículum no solo organiza contenidos, sino que también transmite una visión específica del mundo, excluyendo otras miradas posibles.
La noción de realidad que proyecta está determinada por el lugar desde donde se construye, lo que demuestra que enseñar y aprender nunca son actos objetivos. Cada sociedad, grupo o persona interpreta la realidad desde su experiencia, y esta cambia con el tiempo y las circunstancias.
Por ello, la educación no puede entenderse fuera de su dimensión social y política. Comprenderla desde una mirada crítica permite reconocer las desigualdades que se reproducen dentro del sistema educativo y plantea la necesidad urgente de construir un currículum más contextualizado, participativo, justo y transformador.
(Figura 1. ¿Quién decide qué aprendes?)
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