Cartas de Freire
“La libertad necesita aprender a afirmarse negando, a imponerse sin ser prepotente, a decir no sin volverse autoritaria.”(Freire, 2010, p. 141)
La educación debe ser consciente de la línea delgada que existe entre libertad y libertinaje. Es fundamental preguntarnos: ¿hasta dónde llega mi libertad y dónde empieza la del prójimo? ¿En qué momento el ejercicio de mi libertad puede oprimir la libertad de otros?
Freire nos invita a entender que la libertad verdadera no es un permiso sin límites, sino una práctica que aprende a decir “no” de forma respetuosa y responsable, afirmándose con autoridad sin caer en la prepotencia.
Sin embargo, al reflexionar sobre esta idea, encuentro un punto de tensión. En esta carta, Freire parece mostrar cierto desinterés con la autoridad, algo con lo que no coincido del todo. Creo que la autoridad, entendida como una guía ética y no como opresión, es clave para regular las acciones humanas y mantener el orden social. Como decía Thomas Hobbes, el ser humano tiene tendencias hacia el conflicto, y por ello, la autoridad —cuando es justa— cumple un papel necesario.
Además, Freire afirma que “la libertad precisa aprender a afirmarse negando” y “se transforma en una libertad con autoridad”. Esta afirmación me parece un poco contradictoria, pues si bien la libertad debe saber poner límites, también creo que la verdadera libertad es un equilibrio constante, donde moderamos nuestras acciones sin imponerlas ni someter a los demás.
En conclusión, la disciplina en la educación debe buscar ese delicado balance: promover una libertad responsable que respete tanto la autonomía individual como la convivencia colectiva.
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